Yo cambié

Yo cambié mis manos por duras articulaciones de plástico.
Cambié mis ojos por ventanas cerradas.
Mis lágrimas por desiertos.
Mis sueños por inviernos.
Cambié mis diálogos por absurdos monólogos.
Yo cambié mi vida por la tuya...
Desconocido, anónimo, humano.

La Navidad de Yaiza

Los padres de Yaiza estaban nerviosos. Llegaba Navidad y quedaban regalos pendientes. Marta, su madre, tenía la ligera sospecha de que su hija pensaba que este año Papa Noel no le iba a traer la muñeca que había pedido. Era muy tarde y la noche ya había caído como un manto de espuma blanca sobre los edificios y casas de la ciudad. Los padres de Yaiza, después de todo, llegaron a tiempo. Querían verla cuando abriera los regalos y contemplar aquella cara de sorpresa, ilusión y felicidad que mostraban sus pequeñitos ojos en años anteriores. Alrededor suyo, fueron apareciendo los paquetes, uno tras otro. Y Yaiza fue feliz. En aquella cama fría como la nieve, por un instante, los tubos y las agujas desaparecieron.

...ne comprennent pas

DESDIBUJADOS sobre la arena invernal DUERMEN aquellos esfuerzos que nunca materializaron. Aquellos INCONVENIENTES que hicieron de una posibilidad una difícil tarea casi imposible. La necesidad hecha dogma para satisfacer faltas, VACÍOS o paseos en tercera persona. Posibilidades y opciones QUE se presentan para descubrir un camino más complicado del que presume la vida puesta en "pause". Y no es casualidad que la vida gire, se repita y se copie a sí misma enseñando sus fallos escritos con letras torcidas.


Poemas que AHOGAN.